El Efecto Cenicienta en párkinson

El efecto Cenicienta en párkinson afecta a los cuidadores, es la sensación de tener un toque de queda, dejarlo todo y acudir a cuidar a su familiar con párkinson.

Asumir el rol de cuidador/a principal de una persona con párkinson conlleva una gran cantidad de tareas y obligaciones, unas impuestas por la enfermedad y otras autoimpuestas por la propia persona cuidadora. Ello lleva a priorizar los cuidados frente a otras ocupaciones, lo que ocasiona que se abandonan actividades y que las que no se pueden excluir se realizan intentando invertir el mínimo de tiempo posible.

De esta manera, los cuidadores se quejan de tener que ir corriendo a todos lados, de no tener tiempo para nada y sentir que tienen un toque de queda. Esa sensación es el Efecto Cenicienta, un término que acuñamos en una sesión con varios familiares y que todos describían de la misma forma, sobre todo, en los momentos en los que debían dejar a solas a su familiar con párkinson.

Este efecto Cenicienta genera en la persona cuidadora estrés, ansiedad y a la larga puede desencadenar en alteraciones del estado de ánimo. Dependiendo de las circunstancias, el efecto Cenicienta será más o menos intenso. Se entiende que a mayores necesidades, más probabilidad de sufrir un efecto Cenicienta más severo.

Para minimizar las consecuencias negativas del Efecto Cenicienta debemos, en primer lugar, tener una buena comunicación con la persona a la que cuidamos. Segundo, asumir que necesitamos ayuda de una tercera persona. Y por último, hacer uso de la tecnología para ayudarnos en los momentos en los que no podemos estar físicamente con la persona a la que se está atendiendo.

 

El Efecto Cenicienta en párkinson
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