La atención psicológica en párkinson

La atención psicológica en párkinson es esencial para abordar la enfermedad de manera integral. Es clave para la calidad de vida y la adherencia al tratamiento.

El párkinson transforma muchos aspectos de la vida cotidiana. Cambia la manera en que una persona se mueve, se comunica, organiza su tiempo o se relaciona con quienes le rodean. De repente, tareas que antes eran automáticas pueden requerir más esfuerzo, y lo que parecía sencillo se vuelve un reto diario. Estos cambios no solo afectan a la persona diagnosticada, también impactan en su entorno más cercano, generando dudas, cansancio emocional y una sensación de pérdida de control.

La terapia psicológica ofrece un espacio donde poder comprender lo que está ocurriendo y aprender a convivir con ello. No busca que todo vuelva a ser como antes, sino ayudar a construir nuevas formas de seguir haciendo y participando en la vida, aunque sea a un ritmo diferente o con otras condiciones. Adaptarse a la enfermedad implica aceptar los límites que aparecen, pero también descubrir alternativas para seguir adelante de un modo más equilibrado.

Durante este proceso, surgen emociones como la frustración, la tristeza, el enfado o el miedo. En terapia se trabaja para identificar y expresar estos sentimientos, entender de dónde vienen y desarrollar estrategias para manejarlos sin que dominen el día a día. Aprender a gestionar la frustración, por ejemplo, permite afrontar las dificultades con más serenidad y tomar decisiones más conscientes.

El acompañamiento psicológico también se extiende a los familiares y cuidadores, que viven sus propios desafíos: la sobrecarga, la preocupación constante o el sentimiento de no saber cómo ayudar. En las sesiones pueden compartir lo que sienten, aprender herramientas para comunicarse mejor y cuidar sin descuidarse.

La atención psicológica en párkinson

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