Síntomas comunes poco conocidos de parkinson. Además, de los síntomas como el temblor o la rigidez, hay otros menos conocidos que son muy comunes en la enfermedad.
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La enfermedad de Parkinson es conocida principalmente por sus síntomas motores, como el temblor, la rigidez, la lentitud de movimientos (bradicinesia) y la inestabilidad postural. Sin embargo, los síntomas no motores, aunque menos visibles, son igualmente comunes y pueden afectar de manera significativa la calidad de vida de quienes padecen esta enfermedad. A continuación, se amplían los detalles de algunos de estos síntomas no motores:
La sialorrea, o acumulación excesiva de saliva, ocurre debido a una combinación de disminución del reflejo de deglución y lentitud en los movimientos faciales y faríngeos, lo que provoca que la saliva se acumule en la boca. Este síntoma puede resultar incómodo, afectar la autoestima y aumentar el riesgo de infecciones, como neumonía por aspiración.
El estreñimiento es un síntoma frecuente en el Parkinson y puede presentarse incluso años antes del diagnóstico. Se debe a una ralentización del sistema digestivo, causada tanto por la disfunción del sistema nervioso autónomo como por la disminución de la actividad física y los efectos secundarios de algunos medicamentos.
La hipotensión ortostática, una caída abrupta de la presión arterial al ponerse de pie, es otro síntoma relacionado con el Parkinson. Esto puede causar mareos, debilidad e incluso desmayos, aumentando el riesgo de caídas. Su origen está vinculado a una disfunción en el sistema nervioso autónomo.
Los problemas de sueño son muy comunes y variados en el Parkinson. Incluyen insomnio, somnolencia diurna excesiva, movimientos involuntarios durante el sueño (como el trastorno del comportamiento del sueño REM), y dificultad para mantenerse dormido. Estos trastornos no solo afectan a la persona, sino que también pueden impactar en el descanso de los cuidadores.
La anosmia, o pérdida del sentido del olfato, suele ser uno de los primeros síntomas del Parkinson, apareciendo incluso años antes de los problemas motores. Aunque no siempre es percibido por la persona, este síntoma tiene implicaciones en la calidad de vida, afectando el disfrute de la comida y la detección de olores peligrosos, como el humo o alimentos en mal estado.