Dependencia emocional. Gestionarla en personas con párkinson

Dependencia emocional. Gestionarla en personas con párkinson, es un reto, en los momentos en los que se quedan solos o con otros acompañantes. Sigue estos pasos.

Las personas con párkinson pueden desarrollar una fuerte dependencia emocional hacia su cuidador principal, mostrando conductas para evitar su ausencia. Estas conductas suelen manifestarse como apatía, perdiendo interés en actividades cuando el cuidador no está, o como irritabilidad hacia él, expresando frustración cuando intenta alejarse. Esta situación puede generar agotamiento en ambas partes, afectando la calidad del cuidado y la convivencia.
Para mitigar los problemas derivados de esta dependencia, es útil aplicar estrategias que favorezcan la autonomía y reduzcan la ansiedad:

  1. Introducción progresiva de otro cuidador: Si otra persona va a encargarse del cuidado en determinados momentos, su incorporación debe ser gradual. Es recomendable que al principio comparta tiempo con la persona con párkinson y el cuidador principal, para luego asumir algunas tareas de manera independiente.
  2. Anticipación a la ansiedad por separación: Explicar a la persona con párkinson a dónde irá el cuidador, qué hará y cuánto tiempo tardará (siempre calculando por lo alto) ayuda a reducir la incertidumbre. A su regreso, compartir un breve resumen de lo que ha hecho, refuerza la confianza y normaliza las ausencias.
  3. Fomentar la participación en actividades cotidianas: Involucrar a la persona con párkinson en tareas diarias, como vestirse, colaborar en casa, la higiene o el ocio compartido, refuerza su autonomía y evita que su bienestar dependa exclusivamente del cuidador principal.

Aplicar estas estrategias de manera constante ayuda a equilibrar la relación, reduciendo la dependencia emocional y favoreciendo un cuidado más sostenible y saludable para ambos.

Dependencia emocional. Gestionarla en personas con párkinson

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