Aunque la enfermedad de párkinson, a día de hoy no tiene cura, eso no quiere decir que se deba tomar un papel pasivo ante ella.
Para empezar, la primera línea de actuación es mantener el tratamiento farmacológico, recetado por el servicio de neurología de referencia. La medicación ayudará a reducir los efectos negativos de los síntomas que provoca la enfermedad de párkinson.
Al tratamiento farmacológico hay que complementarlo con otras acciones, para que el deterioro neurológico se ralentice y poder crear otra línea de defensa extra y necesaria. Esto incluye: ejercicio físico, estimulación cognitiva y tratamiento logopédico.
De sobra es conocido los beneficios que tiene el ejercicio físico y tener una rutina diaria a la hora de llevarlo a cabo. En las personas afectadas por párkinson, tiene aún más relevancia.
Un estudio de 2018, publicado en JAMA Neurology, concluyó que el ejercicio intenso (entendido como un aumento de la frecuencia cardíaca del 80-85%), ayudaba a retrasar la progresión de los síntomas de la enfermedad. Mientras que en personas afectadas por la enfermedad que realizaban ejercicio moderado o no realizaban ejercicio se observaba una progresión, más evidente, de la enfermedad al cabo de 6 meses (Schenkman M, Moore CG, Kohrt WM, et al. 2018).
La práctica repetida de ejercicio, favorece que se creen nuevas neuronas en nuestro cerebro (Berchtold NC, Kesslak JP, Cotman CW., 2002). Y es que, al contrario de lo que se pensaba hace unos años, nuestro cerebro genera neuronas y redes neuronales, durante toda la vida. (neurogénesis).
Con la edad, la neurogénesis pierde efectividad y el proceso se ralentiza; si a esto le sumamos el párkinson el proceso se complica aún más. Sin embargo, el ejercicio físico y mantenerse cognitivamente activo, favorece un mejor funcionamiento de este proceso de neurogénesis (Curlik y Shors, 2013). Es decir, realizar ejercicio físico no sólo hace que nuestros músculos y articulaciones trabajen, nuestro cerebro también está en marcha cuando hacemos ejercicio físico creando reserva neuronal. Del mismo modo ocurre, con la gimnasia cerebral o estimulación cognitiva, hacemos que nuestro cerebro trabaje, que esté activo, favoreciendo que se sigan manteniendo redes neuronales y/o se creen otras nuevas.
Por lo tanto, mantenerse física y mentalmente activo o activa, es una protección extra y necesaria para mejorar la calidad de vida, incluso siendo una persona afectada por párkinson. Y aunque no hay una “receta” óptima, desde la Asociación Parkinson Elche, recomendamos:
- Práctica ejercicio físico aeróbico al menos 6 horas a la semana.
- Realiza actividades de estimulación cognitiva, al menos 30 minutos todos los días.
Para cualquier duda, estamos a su disposición. No dude en contactar con nosotros.
Víctor M. Márquez – Psicólogo – Asociación Parkinson Elche
Fuentes y referencias:
Ahlskog, J. E. (2011). Does vigorous exercise have a neuroprotective effect in Parkinson disease? Neurology,77(3), 288–294. https://n.neurology.org/content/77/3/288
Berchtold NC, Kesslak JP, Cotman CW. (2002), Hippocampal brain-derived neurotrophic factor gene regulation by exercise and the medial septum, J Neurosci Res. 2002 Jun 1;68(5):511-21.
Curlik, D. M. 2nd y Shors, T. J. (2013). Training your brain: Do mental and physical (MAP) training enhance cognition through the process of neurogenesis in the hippocampus? Neuropharmacology, 64, 506-514. http:// dx.doi.org/10.1016/j.neuropharm.2012.07.027
Pilar Jericó (2019) Somos capaces de crear nuevas neuronas a cualquier edad con un sencillo ejercicio (que está en tus manos). El País. Recuperado de https://elpais.com/elpais/2018/10/27/laboratorio_de_felicidad/1540643073_895649.html
Schenkman M, Moore CG, Kohrt WM, et al. (2018): Effect of High-Intensity Treadmill Exercise on Motor Symptoms in Patients With De Novo Parkinson DiseaseA Phase 2 Randomized Clinical Trial.JAMA Neurol.;75(2):219–226. doi:10.1001/jamaneurol.2017.3517